Aridandentemente
solo me sigo
y en otro absorto otro beodo lodo baldío
por neuroyertos rumbos horas opio desfondes
me persigo
junto a tan tantas otras bellas concas corolas erolocas
entre fugaces muertes sin memoria
y a tantos otros otros grasos ceros costrudos que me opan
mientras sigo y me sigo
y me recontrasigo
de un extremo a otro estero
aridandantemente
sin estar ya conmigo ni ser un otro otro.
Esta poesía, es de Oliverio Girondo, de su libro, La masmédula. Como verán, hay palabras inentendibles y parece que nada tiene sentido. Sin embargo, este escritor, lo que hizo fue una tremenda locura. Inventando palabras, uniendo otras, vincularlas con las que ya conocemos, y no se que otros recursos más, ha logrado crear un lenguaje totalmente personal y a la vez, tremendamente poderoso. Los versos de "En la masmédula", no pueden ser leídos de corrido y una sola vez, sino que hay que leerlo y releerlo, tanto en voz baja como en voz alta, hasta encontrarle el sentido, que por supuesto, es totalmente subjetivo.
Mostrando entradas con la etiqueta Girondo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Girondo. Mostrar todas las entradas
Algo de poesía
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)